El 1 de junio comienza la temporada de huracanes 2018
Albert, la primera tormenta, comenzó el sábado.
La temporada de huracanes en el Océano Atlántico, Mar Caribe y Golfo de México, comienza “oficialmente” el próximo 1 de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre.
La actual temporada 2018, comenzó el sábado con el ciclón tropical Alberto, al este de la península de Yucatán, que ese desplaza a una muy baja velocidad en dirección al golfo de México
La Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera de EEUU (NOAA, por sus siglas en inglés), ha estimado una temporada ciclónica con probabilidades distribuidas de la siguiente forma: 35% por encima de lo normal, 40% cercano a lo normal y 25% por debajo de lo normal. Hay un 70% de probabilidad de que se presenten entre 10 y 16 ciclones con nombre (vientos entre 63–117 km/h), de los cuales 5 a 9 pueden convertirse en huracanes, incluyendo 1 a 4 huracanes que podrían ser de categoría mayor (categorías de 3 a 5).
Cabe señalar que, bajo condiciones normales en el Atlántico Tropical, se presentan en promedio en una temporada 12 ciclones con nombre, de los cuales 6 se convierten en huracanes, incluyendo 3 huracanes mayores.
Este año los nombres de las tormentas serán: Albert, Beryl, Chris, Ernesto, Florence, Gordon, Helen, Isaac, Joyce, Leslie, Michael, Nadine, Óscar, Patty, Rafael, Sara, Tony, Valerie y William.
Como medida de prevención, el Ideam de manera conjunta con la Dirección General Marítima (Dimar), hace un llamado para que se revisen y activen los planes de contingencia ante estos fenómenos, los cuales pueden afectar de manera directa e indirecta los patrones de lluvia, viento y mar de fondo, especialmente de la costa Caribe colombiana.
Históricamente, entre mediados de agosto y mediados de octubre, se suele tener una mayor actividad de ciclones tropicales.
Según las autoridades, la formación de estos fenómenos es inevitable, sin embargo, las medidas de prevención reducen los riesgos causados por estos eventos.
El Ideam y la Dimar invitan al Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres y especialmente a los Consejos Departamentales y Municipales, para que junto con las propias comunidades y los medios de comunicación, se tomen las medidas necesarias para evitar pérdida de vidas humanas y bienes materiales.